El concepto de “prisionización”.

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Cuando una persona cumple una pena privativa de libertad en un recinto penitenciario hemos de tener en cuenta que, una vez cumpla dicha pena, la persona saldrá en libertad. Por ello es básico entender y trabajar bajo el principio de reinserción y rehabilitación del penado para que una vez salga de prisión, pueda vivir y convivir con su entorno con normalidad. Se trata de ayudar a la persona para que no vuelva a reincidir en ninguna acción delictiva e intentar ayudarle para poder generarle oportunidades sociales y laborales dentro de su sociedad. Si estos aspectos no se trabajan con determinación, puede tener el efecto contrario y uno de los efectos con los que nos encontraremos es con lo que denominamos “prisionización”.

La “prisionización” es la asimilación de la cultura carcelaria. La persona al ingresar en prisión asume nuevos roles y hábitos de vida como por ejemplo el vestir, los horarios y costumbres en las comidas, la jerga con la que se habla y se comunica en el entorno de la prisión, tatuarse determinadas imágenes o iconos, la relación y sumisión a grupos de poder dentro de la cárcel o en sentido contrario el enfrentamiento a otros grupos; en definitiva, hay una gran perdida de la personalidad y de los hábitos propios para sucumbir al mundo interno del recinto penitenciario.

Entre las circunstancias que pueden ayudar a acentuar este efecto, entre otras, podríamos citar:

  • Cuanto más largo es el periodo de estancia privado de libertad, más alto es el nivel del efecto de la “prisionización”.
  • La edad; cuanto más joven se es, más peligro se corre en caer en ella.
  • El número de detenciones. Cuantas más veces es detenida la persona, vemos que la reinserción de la persona ha fracasado y que su habitualidad en prisión es más llevadera que otra persona no reincidente.
  • El tener o no alicientes personales fuera de la prisión. No es lo mismo una persona soltera (que caerá más fácilmente en el efecto de la “prisionización”); que una persona casada y/o con hijos que para él puede ser un aliciente para cambiar de vida y esforzarse en su reinserción social.
  • La calidad de los programas de reinserción social y otros complementarios como programas educativos y de formación laboral.
  • Programas de trabajos en beneficio de la comunidad alternativos o complementarios a la pena.
  • Programas sanitarios y de desintoxicación para drogodependientes y alcohólicos.
  • La calidad de vida dentro del recinto: si hay o no hacinamientos; la relación y trato con los funcionarios; la seguridad dentro de la prisión; la comida si es escasa o no etc…

Cuanta más profunda es la “prisionización” que sufre el reo, más costará poder rehabilitarlo y mucho más costosa será su recuperación para una buena convivencia son el resto de la sociedad una vez esté en libertad. Y no sólo eso; el fracaso de los planes de rehabilitación y su marcada “prisionización” hará que entre en contacto con otros presos en su misma situación y vaya “profesionalizando” su talento delictivo conociendo nuevos contactos y nuevos métodos de delinquir que podrá poner en práctica una vez esté en libertad. Un ejemplo claro y extremo lo vemos cuando nos llegan noticias de como algunos grupos o organizaciones criminales se dirigen desde dentro de la prisión. Cuando vemos imágenes de algunas cárceles de algunos países de Latinoamérica o de Asia, vemos en su expresión más cruda lo que es un claro ejemplo de lo que significa el efecto de la “prisionización”: vemos recintos donde la organización interna entre la población reclusa está dirigida por grupos o bandas que funcionan y actúan de forma delictiva y mafiosa y a la que se someten al resto de presos. Estos ejemplos tan extremos por suerte no es la situación que tenemos en España.

 El trabajo de reinserción sobre la persona que cumple la pena tiene una doble importancia: primero para la propia persona que cumple la pena, que pueda conseguir vivir con normalidad dentro de la sociedad a la que pertenece y no volver a reincidir en ninguna otra acción delictiva; y segunda para la propia sociedad que reintegra a uno de sus miembros que vuelve a ser un activo en positivo, alejado del mundo de la delincuencia y del conflicto. Por ello es imprescindible invertir y profundizar en los planes de reinserción pues los éxitos y fracasos son individuales y se cuentan por cada una de las personas que se consiguen o no reinsertan; pero afectan tanto en positivo como en negativo a la comunidad.

Esta entrada tiene un comentario

  1. La tutela a la que está obligado el sistema carcelario en relación al preso es incompatible con la vida en libertad, es a mi entender el principal problema a resolver si queremos crear un sistema carcelario cuyo objetivo sea el de reintegrar a la “vida en libertad” al preso.

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