Artículo en ABC: “Raval: menos complejos, más Giuliani”.

Adjunto mi artículo en ABC del 23 de abril de 2108.

RAVAL: MENOS COMPLEJOS, MÁS GIULIANI.

Hace muchas semanas, demasiadas, que se habla del Raval de Barcelona para dar noticias negativas casi todas relacionadas con problemas de venta y consumo de drogas, problemas con proxenetas y prostitución en la vía pública y otros sobre la falta de seguridad y mala convivencia en sus calles. El barrio del Raval nunca ha sido fácil de gestionar para el Ayuntamiento, pero en este barrio tan barcelonés viven y trabajan vecinos y comerciantes orgullosos de su barrio y que quieren lo mejor para él. Es un barrio con un gran potencial histórico, turístico y comercial, pero la administración ha de ayudar a que estas oportunidades sean una realidad.

Hace años que no recordamos un Raval con problemas de seguridad tan agudizados. Nos tendríamos que remontar al inicio de los años ochenta en los que la heroína hizo mucho daño en y al barrio. Aquellos malos años pasaron a la historia y el Raval consiguió ser un referente comercial en toda la ciudad (los más antiguos del lugar recordarán un gran y espectacular rótulo en la calle Nou de la Rambla que la bautizaba como “La Avenida de la Moda¨). Era un barrio que además convivía con una excelente oferta cultural de cines y teatros en el barrio, en el Paralelo y en las Ramblas. Pero hubo un punto de inflexión negativo cuando en diciembre de 2004 el Ayuntamiento de Barcelona abrió la narco-sala del Raval en las Drassanes (Sala Baluart).

Algunos avisamos de los efectos negativos que habría para el barrio, pero siempre reconociendo el gran trabajo que realizaban los profesionales dentro de este equipamiento. Argumentamos que la ubicación de la narco-sala dentro de este barrio no era la más idónea y que provocaría efectos que propiciarían la degradación de parte del Raval; que su instalación afectaría negativamente al comercio y restauración de la zona; que habría problemas de convivencia y seguridad; y sobre todo que volverían a implantarse nuevos puntos de venta de droga en el barrio (la heroína se suele vender en las zonas de consumo). Al final, y por desgracia, acertamos en el análisis. Y así fue sucediendo tanto con los mandatos del PSC con “Iniciativa per Catalunya” como con el gobierno de CiU. Pero ahora, con la alcaldesa Colau, la situación ha empeorado y la venta y consumo de drogas se ha disparado y extendido por una gran parte del barrio. Han surgido los llamados “narco-pisos” en los que los delitos se suman unos tras otros: venta de droga; “okupaciones” ilegales; amenazas, intimidaciones y coacciones a los vecinos y comerciantes de la zona etc… Los vecinos quieren actuaciones contundentes para poder poner fin a todos estos graves problemas y para ello es imprescindible actuaciones de tipo social pero también policiales; y es aquí donde tenemos el gran problema. En el caso de la actuación policial, está ha de ser firme y teniendo en cuenta que la prioridad es garantizar la seguridad y la buena convivencia del barrio. Pero el actual gobierno de la ciudad tiene muchos complejos cuando se trata de respaldar a la Guardia Urbana en sus actuaciones. La impotencia vecinal está al borde de la desesperación y la policía no se siente respaldada por el gobierno municipal de Colau, lo que hace una mala combinación para poder conseguir resultados positivos para el barrio del Raval.

La policía de Barcelona necesita un alcalde/alcaldesa con el que se puedan sentir respaldados en su trabajo del día a día; y Barcelona necesita un gobierno municipal que crea en su policía y en las políticas de seguridad y prevención. Tenemos que creer y confiar en nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad, sean del cuerpo policial que sean, y ser rigurosos y firmes con los que infringen la ley. Unos de mis referentes siempre ha sido el modelo policial implantado en Nueva York por el que fue su alcalde Rudolph Giuliani. R. Giuliani consiguió, con la policía de NY, unos resultados espectaculares haciendo que NY fuese (y que sigue siendo) una ciudad mucho más segura y con una gran vitalidad social, vecinal y comercial en sus calles; lo que se puede comprobar al ver como descendieron de forma llamativa los índices de criminalidad. La fórmula que Giuliani utilizó fue la firmeza policial y la tolerancia cero con los delincuentes, a la vez que implantaba programas de actuación social; y sus resultados a día de hoy aún se siguen notando en las calles neoyorquinas. Alcaldesa Colau, tome nota: política social, pero también firmeza policial contra los que atentan contra nuestra libertad, seguridad y buena convivencia. Alcaldesa Colau, menos complejos y más Giuliani.

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