Si hoy día queremos hablar de prevención del delito, de seguridad o de criminología; por fuerza hay que hacer un recordatorio a la escuela de sociología y criminología de Chicago de principios del S. XX. Esta teoría también le llaman teoría de “ecología social” porque estudia el medio ambiente en el que se desarrolla la persona. Resumiendo, lo que destaca la “Escuela de Chicago” es: investigar desde dentro de las áreas de delincuencia; destaca que los índices de delincuencia son altos en las zonas económicamente más deterioradas; y resalta que en estas zonas el control social no es efectivo o es escaso.
Desde la elaboración de estas nuevas teorías, el estudio del delito da un cambio radical de 180 grados. Se comienza a estudiar los motivos y motivaciones que han podido llevar a delinquir a una persona; su entorno tanto familiar como vecinal y educativo; utiliza métodos empíricos de investigación; da una gran importancia a los factores socio-económicos, educativos y a la densidad de población a la hora de su estudio; da importancia a los espacios urbanos, su distribución espacial y su densidad de ocupación, por ejemplo. Todo esto hace que se pueda trabajar con mayor garantías sobre el estudio del delito para prevenir los delitos del futuro; estudia como mejorar el trabajo de atención a las víctimas; o como trabajar para ver que colectivos o zonas han de ser más receptoras de políticas generadoras de oportunidades socio-laborales y así evitar los delitos del futuro, por ejemplo.
Por lo tanto, en un blog como este que quiere tratar temas relacionados con la seguridad, la criminología y con el mundo del derecho penal, era obligado hacer una breve referencia a la Escuela de Chicago por toda su importante y gran influencia en la criminología moderna.
