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El 11 de Septiembre de 2001, Estados Unidos sufrió un brutal ataque terrorista en el que murieron 2.823 personas. Cuatro aviones pilotados por terroristas suicidas se estrellaban en territorio norte americano: dos de ellos en las Torres Gemelas de Nueva York; un tercero se estrelló en el Estado de Virginia en el Pentágono; y el cuarto avión se estrelló en campo abierto en Pensilvania sin alcanzar ningún objetivo. El atentado terrorista fue organizado por Al-Qaeda, organización yihadista liderada por Osama Bin Laden.

A partir de ese día el nombre de Bin Laden y de Al-Qaeda fue conocido mundialmente. Pero la verdad es que, Bin Laden y su organización, ya operaban desde principios de los años noventa y que el terrorismo fundamentalista yihadista ya existía desde muchos años antes. Lo que sí provocó este horrible atentado es que todos fuésemos conscientes de lo cerca que teníamos esta amenaza. Amenaza que por desgracia luego se ha hecho realidad con atentados en Madrid, Londres, Boston, Paris, Estambul, Bruselas y muchas otras ciudades; y sin olvidar que desde el año 2.000, prácticamente el 80% de los atentados de los fundamentalistas yihadistas se han dado en países de mayoría musulmana. Este último dato nos tiene que hacer reflexionar para no caer en el error de meter a todos los musulmanes en el mismo saco. Son ellos, los musulmanes, precisamente los que más sufren en primera persona el horror del terrorismo yihadista. Los países de mayoría musulmana y no radical han de ser de una gran ayuda para que entre todos podamos derrotar a esta gran amenaza mundial, estos países han de ser parte de la solución. La lucha no es contra ninguna religión, es contra el extremismo y radicalismo que canaliza su expresión a través del asesinato, matando al que no piensa como ellos. El fanatismo puede ser religioso o político, y todos ellos son enemigos de la libertad; y en este caso es peor, pues se mezclan los dos casos. Por lo tanto no criminalicemos erróneamente a nadie ni a ningún colectivo, o nos desviaremos del objetivo real y no seremos capaces de vencer al terrorismo.

Desde el 11-S de 2001, fuimos conscientes de la amenaza y el peligro permanente que supone el terrorismo yihadista, que puede actuar en cualquier momento y en cualquier lugar. Fuimos conscientes de lo inseguro que era el mundo ante un peligro y un enemigo que es prácticamente invisible. En la actualidad es el mayor peligro en todo el mundo, y en nuestro caso como democracia occidental, es el mayor enemigo de nuestra libertad, de nuestra democracia y de la pluralidad que enriquece nuestra sociedad. Matan de forma indiscriminada y sin miedo a morir o inmolarse. Es la ceguera del fanático, pero un fanatismo que hace que el problema sea global y nos afecta a todos como comunidad. Un fanatismo como el del terrorismo yihadista que, desde el año 2.000 hasta el día de hoy, entre todos sus atentados en todo el mundo suman la macabra cifra de más de 70.000 muertos. Por este motivo podemos afirmar que acabar con el terrorismo yihadista es el mayor reto que tenemos en la actualidad y que ello obliga, a toda la comunidad internacional, a trabajar y coordinarse para afrontar este peligro con garantías. Eso supone: a/ máxima coordinación y colaboración entre todos los cuerpos policiales, tanto estatales como a escala internacional; y tanto en el trasvase de información como en los dispositivos, investigaciones y actuaciones que se lleven a cabo; b/ tener bien formados e informados a todos los policías para poder afrontar la lucha contra el terrorismo con garantías; c/ tener cuerpos policiales con los efectivos que sean necesarios, hoy día ningún país puede tener ningún cuerpo policial en precario; d/ dotar de los medios materiales necesarios a los cuerpos policiales para afrontar el problema con garantías. Pero también hay que hacer mucho trabajo interno dentro de la sociedad para evitar el reclutamiento de personas de nuestro entorno para la causa terrorista yihadista. Para ello, además de la actuación y el trabajo policial, es importante el trabajo de formación, social y pedagógico con aquellas personas o sectores de la sociedad que pueden ser susceptibles de ser captados. Solo con unidad y buena coordinación internacional se podrá vencer al terrorismo yihadista.