Cataluña: Respeto y reconocimiento a todos los cuerpos y fuerzas de seguridad.


Las últimas semanas están siendo muy complicadas para todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en Cataluña. Y cuando digo todos, me refiero a todos: Policía Nacional, Guardia Civil, Mossos d’Esquadra y policías locales. Con el problema ocasionado en Cataluña por el cesado “Govern de la Generalitat” del cesado presidente Carles Puigdemont (votando leyes que vulneraban todas las normas fundamentales vigentes -Constitución Española y “Estatut d’Autonomia de Catalunya”-, e intentando incitar a la ciudadanía a secundar los textos aprobadas en sede parlamentaria con la opinión contraria de los letrados del Parlament de Cataluña y desobedeciendo a las sentencias judiciales) las diferentes policías se han visto obligadas a actuar por orden judicial. Estas actuaciones de todos los cuerpos policiales han sido exageradas o criticadas por algunos sectores por simple interés político o por desprestigiar a un cuerpo policial identificándolo de forma mal intencionada con un sentimiento contrario a del otro.

Los diferentes cuerpos de policía tienen la obligación de cumplir con los mandatos que los jueces o que sus mandos policiales les comunican. Y a veces han de recurrir a la fuerza que la democracia le concede para poder cumplir con su obligación y el mandato que se les da. En estos casos la policía tiene la obligación de hacer cumplir la ley de forma proporcionada, necesaria y legal. Y, si en algún caso, alguien puede creer que ha habido algún tipo de exceso en su actuación, una actitud pasiva o de falta de actuación necesaria, existen los cauces para denunciarlos y para que sean revisados los dispositivos y acciones realizadas. Pero estas reclamaciones siempre se han de hacer siguiendo los cauces reglamentarios y no creando juicios paralelos y desde la opinión pública que muchas veces sólo pretenden encender los ánimos de forma totalmente intencionada.

Y me preocupa también que desde alguna instancia política, en democracia, se incite a la población a defender alguna acción que se sabe que es contraria a la ley; es una auténtica irresponsabilidad cívica, social y política. Esas llamadas públicas irresponsables dirigidas a un sector de la población, lo han escudado en lo que algunos han llamado “resistencia pacífica” (resistencia pasiva); pero desde el momento que esa resistencia es a la autoridad legítima y legal ya deja de ser pacífica, es resistencia a la autoridad. El problema lo tenemos cuando a mucha gente de buena fe se le convence para que participe en ese tipo de resistencia para defender una ilegalidad y a partir de ahí sale todo tipo de afirmaciones (muchas veces demagógicas) contra la policía que contagian a una parte de la ciudadanía. Y sensu contrario, la sensación de falta de acción de la policía puede llegar a crear la sensación de que ese es un cuerpo de policía que sólo atiende a un sector de la población o que un sector de la población no se siente seguro ni representado con esta policía.

Estas semanas hemos visto personas enfrentándose y acosando en sus lugares de pernoctación a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, destrozar vehículos de la Guardia Civil y perseguirlos a pedradas, ocupar la vía pública de forma masiva para intimidar a la Policía Nacional  y la Guardia Civil y no pudiesen salir de donde estaban realizando su trabajo etc… También hemos visto a ciudadanos enfrentándose, encarándose, menospreciar e insultar a los Mossos d’Esquadra. También, durante los días previos al 1 de octubre, algunas las policías locales se han sentido utilizados por algunos gobiernos municipales, y como ejemplo dos casos: una ciudad grande, Barcelona, en la que desde el gobierno municipal se dio unas instrucciones que muchos policías encontraban indignas y ofensivas a su profesión y al buen nombre de la Guardia Urbana; y otro, un municipio más pequeño, Argentona, en el que el alcalde dio la orden de que la policía local quedase recluida (y humillada) en las dependencias policiales sin ni si quiera poder salir para patrullar y sin tener en cuenta si esa decisión podía afectar a la seguridad de la comunidad.

Cada ciudadano tiene sus propias ideas políticas y es legítimo que las defienda. Pero hay que hacerlo desde el respeto al resto de ideas políticas y respeto al marco legal que tenemos. Y nada justifica que se pueda faltar el respeto, agredir y menospreciar el trabajo que todos los cuerpos de seguridad hacen en el día a día para velar que podamos vivir en buena convivencia y que se respete las leyes de las que nos hemos dotado para ordenar nuestra vida en común. Ellos velan por nuestra seguridad y no preguntan a que partido votamos cuando recurrimos a su servicio ante una emergencia o urgencia. No podemos olvidar que es lo que hacen por todos nosotros cada día. Reflexionemos con calma y hagamos memoria, por ejemplo:

  • de las innumerables veces que a lo largo de la historia de nuestra democracia, hemos visto a todos los cuerpos de seguridad trabajar para desarticular bandas terroristas: ETA, Grapo, Terra Lliure y ahora luchando contra el terrorismo yihadista. Ellos se juegan la vida por salvar las nuestras.;
  • cuántas organizaciones de crimen organizado se han desarticulado gracias a ellos, y recordemos cuántas de estas operaciones se han hecho en colaboración entre diferentes cuerpos de seguridad;
  • cuantas personas se han perdido en un bosque y han sido rescatadas por la Guardia Civil y/o Mossos d’Esquadra;
  • ellos son los que trabajan para que nuestras carreteras sean lo más seguras posibles y cuando hay un accidente, son los primeros en acudir en nuestra ayuda;
  • ellos son los que trabajan para que las calles de nuestros municipios sean lo más seguro posible;
  • recordemos a quién acudimos cuando somos víctimas de una agresión o de un robo;
  • o por ejemplo, simplemente, cuando estamos en una población que no es la nuestra y necesitamos una indicación, a quién solemos acudir para que nos ayuden.

Todo esto no lo podemos olvidar. Y tampoco olvidemos y hay que recordar que todos los cuerpos de policía actúan por mandatos de sus direcciones operativas y/o por orden judicial y que todos estos cuerpos de policía están para garantizar el respeto a la ley y garantizar la buena convivencia. Por lo tanto, no podemos admitir ni consentir ninguna falta de respeto a ningún policía y sí agradecerles lo que hacen por todos nosotros cada día. Enfrentarse y faltar el respeto a nuestras policías, a todas, es un ataque a la democracia.

 

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