Confinamiento

confinamiento

Hace unas semanas a mis alumnos de la asignatura de “Medidas de seguridad y planes de emergencia” del grado universitario de Criminología les explicaba la diferencia entre evacuación y confinamiento en los planes de emergencia. Hace poco, uno de los alumnos me comentó que estos días se acordaba lo que habíamos estado hablando en clase. Por desgracia ahora estos alumnos están viviendo en primera persona lo que es un confinamiento; ellos y todo el resto de la sociedad española y gran parte del resto del mundo.

En la Web del Ministerio del Interior, en la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, define el confinamiento de la siguiente manera: “El confinamiento es la acción de cerrarse en un local lo más aislado posible del exterior, preferentemente sin ventanas (habitaciones más interiores de las viviendas), obturando cuidadosamente las aperturas, incluidas las entradas de aire. Diversos estudios demuestran que permanecer dentro de los edificios aumenta considerablemente el grado de protección frente a las nubes tóxicas, la radiación térmica y las ondas de presión“.

Viendo esta definición y por analogía con ella, es verdad que el evitar de forma permanente y directa el contacto entre personas estando en nuestras viviendas encerrados es la forma más radical de vitar el contagio del Coronavirus (COVID-19). Un virus del que se ha demostrado que tiene una gran capacidad de contagio muy por encima de cualquier otro virus. Y además es especialmente peligroso para las personas más mayores de edad.

Evitar el contacto, evita el contagio; ese es el objetivo de este confinamiento en pocas palabras.

Cuando se implanta un plan de seguridad tan importante basado en el confinamiento de todo un país por un motivo de salud pública (en este caso frenar y erradicar el contagio del Coronavirus), es un deber todos los ciudadanos el colaborar con nuestro comportamiento cívico y responsable. En esta situación es bueno darnos ánimos, ser solidarios, no perder el contacto telefónico o por redes sociales con nuestros familiares y amigos, o tomarnos con humor algunas situaciones; pues todo ello nos crea endorfinas que nos ayudan a seguir con fuerza la situación que vivimos. Pero eso no quiere decir que la situación no sea seria y grave; lo es y es increíble que aún haya personas que piensen que esto no va con ellos.

Cuando se dice que estamos ante una “pandemia“, como así lo ha declarado la OMS (Organización Mundial de Salud), no estamos ante un hecho puntual y localizado. Recordemos como la RAE la define: “Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región“. Es decir, estamos ante un problema internacional que puede contagiar a cualquier persona de la edad y condición que sea; nadie está libre de poder contagiarse. Y puede que si nos contagiamos no nos afecte de forma importante, pero si podemos contagiar a una persona de las denominadas grupo de riesgo y poner en peligro su vida. Es hora de no ser egoístas y pensar en el bien de la comunidad. Este problema solo se solucionará con el comportamiento solidario y responsable de todos.

En situaciones como esta que vivimos de confinamiento es cuando le damos más importancia a sectores importantes de nuestra sociedad y que con el día a día no le damos ese valor que tienen. Hablo del sector sanitario, desde los médicos, doctoras, enfermeros y enfermeras, celadores o trabajadores del servicio de emergencias, por ejemplo. Hablo de todos los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, todos sin excepción. O hablo también de las personas que forman las Fuerzas Armadas. Todos ellos están trabajando para garantizar que esta situación acabe bien y lo antes posible; pero acabará más pronto que tarde si todos ayudamos a ello.

Por otra parte, las personas públicas han de ser conscientes de su comportamiento ejemplarizante. La verdad es que una gran mayoría así se están comportando. Por desgracia hay alguna excepción de algún dirigente político que estando en cuarentena por estar en contacto permanente con una persona contagiada de coronavirus, se salta cada dos días la cuarentena por salir en la foto. Esta persona, además de que le tendrían que poner la multa correspondiente como a cualquier ciudadano, tendría que dimitir de su cargo por su actitud poco ejemplar y de una gran irresponsabilidad; y más si es es Vicepresidente del Gobierno.

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